Claustro De Santa Clara La Real

Al oriente de la ciudad y al borde de la altiplani­cie andina, se levanta un precioso edificio de auténtico es­tilo español, que ocupa media manzana de terreno. Allí, en medio del lujo más espléndido, embalsama­do de bellísimos jardines, bajo los arcos romanos que adornan sus claustros alto y bajo, vivieron los esposos: el Capitán don Francisco Salguero y doña Juana Macías de Salguero, venidos ambos, hace algunos lustros de la península española, a esta tierra de promisión y de inefa­bles esperanzas. La iglesia santa Clara la Real se construyó en el año de 1572 gracias a los aportes del encomendero   de Móngua Don Francisco Salguero y la Doña Juana Masías de Figueroa. Hay que anotar que la iglesia, así como el claustro contiguo fueron los primeros fundados en el virreinato de la nueva granada. En el año de 1578, el Rey don Felipe II le expide la cédula Real, (De ahí su nombre Santa Clara La Real).

Historia

La iglesia santa Clara la Real se construyó en el año de 1572 gracias a los aportes del encomendero   de Móngua Don Francisco Salguero y la Doña Juana Masías de Figueroa. Hay que anotar que la iglesia, así como el claustro contiguo fueron los primeros fundados en el virreinato de la nueva granada. En el año de 1578, el Rey don Felipe II le expide la cédula Real, (De ahí su nombre Santa Clara La Real).

Su construcción dio inicio en el año 1571, cuando don Francisco Salguero con el visto bueno de su esposa Doña Juana Macías, donan esta propiedad completa, la cual constaba de media manzana (donde actualmente funciona La Escuela Taller De Boyacá y una de las sede del SENA).

En la capilla de Santa Clara hay altares muy bien tallados y cuadros antiguos de Santa Clara y de San Bernardino de Sena; igualmente obras de los reconocidos pintores Vásquez Arce y Ceballos, Figueroa y otros.

Según el crítico del arte Santiago Sebastián: La Iglesia de Santa Clara tiene «una planta muy sencilla, a base de una sola nave, con testero plano y arco toral apuntado, que pudiera derivar de San Francisco de Quito en opinión de Buschiazzo». «La nave longitudinal está cubierta en forma de artesa a cuatro aguas, y sobre fondo rojo destaca una combinación de octógonos y rombos de madera dorada, los cuales enmarcan las típicas mazorcas y cruces. 

Inicialmente la iglesia fue construida y decorada con pinturas murales; en el siglo XVIll está decoración es tapada, dando cabida a una nueva técnica de arquitectura que consiste en tapizar cada uno de los muros a base de madera y lienzos de estilo barroco, así como el techo el cual es decorado utilizando el estilo artesonado, expresión artística que se basa en la construcción de una armadura o bóveda con artesones (de madera, piedra u otros materiales) y con forma de artesa invertida, como ocurre con los techos de la mayoría de las iglesias construidas en la época de la colonia.

Posee una celosía Mudéjar al costado del coro y un arco toral de estilo Gótico Isabelino. Las piezas más importantes son el lienzo de la Virgen de la Antigua de finales del siglo XVII conferido por ciudadanos procedentes de Sevilla, el óleo de San Agustín del pintor Vásquez y Ceballos, del cual solo permanece una de sus dos partes ya que la primera fue sacada en 1886 durante el caso de destierro por la famosa "Ley de desamortización de bienes de manos muertas" durante la presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera. Dicha parte se conserva en la Mansión de la Gobernación. Otras obras que se encuentran allí son las del romano Angelino Medoro y de el milanés Francisco di Pozo.

Además del valor histórico y Artístico de este templo, se destaca la creación del convento de Las Clarisas, donde es muy importancia el hecho de que allí nació en 1671 y vivió hasta 1742 (fecha de su muerte), la famosa poetisa mística y neogranadina Sor Francisca Josefa de Castillo y Guevara, famosa por sus poemas místicos.

Su historia cuenta que, a los 18 años, luego de enfrentar la oposición familiar, ingresó al Convento de Santa Clara la Real, en Tunja; estuvo dos años como seglara y dos como novicia. El 24 de septiembre de 1694, a los 23 años, hizo su profesión de monja.​ Por este tiempo, Francisca Josefa compró su propia celda, la cual tenía una tribuna con vista privilegiada sobre la capilla y, por el otro lado, daba sobre un huerto con árboles frutales. Esa celda se ha convertido en la actualidad en un destino turístico de gran interés para quienes visitan el convento.

Su vida inicial en el convento fue difícil, debido a la envidia que generaba la inteligencia destacada de Francisca (pese a los recursos académicos escasos, logró aprender latín y acceder a la lectura de la Biblia). En 1691 inició su noviciado y tres años después profesó los votos de monja, con el nombre de Francisca Josefa de la Concepción.

Con esta profesión religiosa, quedó fundado el pri­mer Convento de Religiosas en el Nuevo Reino de Granada y el primer Monasterio de Monjas Clarisas, en el Continente Americano, con la autorización y de­cidido amparo de su majestad, el Rey Felipe II y con Bula de Su Santidad Gregorio XIII, que regía enton­ces, los destinos de la Santa Iglesia Católica.

Los nombres de las diez primeras monjas que for­maron la Comunidad de Clarisas de Tunja, son los siguientes: 

  1. Sor Juana de Jesús. Fundadora y primera Abade­sa, del Convento de Santa Clara “La Real de Tunja”.
  2. Sor Juana de la Cruz.
  3. Sor Catalina de Jesús.
  4. Sor Isabel del Espíritu Santo.
  5. Sor Ana de Santa Clara.
  6. Sor Ana de la Cruz.
  7. Sor María de Jesús.
  8. Sor Juana de los Ángeles.
  9. Sor Isabel de San Miguel.
  10. Sor Isabel de la Concepción.

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