Pozo de Donato o Pozo De Hunzahúa

Es una pequeña laguna con fuentes freáticas, cuyas aguas corren profundas en el subsuelo de Tunja y cuyos orígenes primigenios se pierden en el tiempo y en las supervivencias míticas y arqueológicas. Se encuentra localizada hacia el norte de la ciudad de Tunja, en los predios de la Universidad Pedagógica y Tecnológica.

El culto chibcha a las lagunas:

Desde tiempos inmemorables, los Muiscas tuvieron un respeto mágico religioso a las lagunas, las cuales tenían sus propias deidades y encantos y recibían ofrendas en tunjos de oro. Según los cronistas, los Muiscas antes de la llegada de Bochica, quien les enseñó el culto al sol, adoraban las aguas en especial las lagunas, en cuyas orillas celebraban sus ceremonias rituales con gran devoción.

En el cacicato de los, Zaques, los indígenas adoraban la Laguna de Iguaque, cerca a "Funja, que fue considerada como el origen del género humano, pues de ella emergió la madre Bachué con un niño, los padres de la humanidad. La otra laguna fue la de Hunzahúa o Pozo de Donato, en la cual recordaron al primer Zaque de Tunja. Otras lagunas recibieron las ofrendas de oro y esmeraldas en la altiplanicie Cundiboyacense, recordando las de Tota, Fúquene, Guatavita, Guasca, Sieche, Teusacá y Ubaque.

Al territorio de Tunja se le conoce como la Patria de los Zaques. El fundador de la Tunja prehispánica es Hunzahúa, quien le da el nombre a la ciudad. Para castigar los incestuosos amores del zaque Hunzahúa con su hermana Noncetá, que se dieron cuando fueron juntos a territorio Guane en busca de algodón, materia prima para tejer y pintar las famosas mantas muiscas. La vieja madre, la cacica Faravita, quiso castigar a Noncetá con el palo de madera con que se revolvía la chicha, que a esa hora de la mañana preparaban en una gran múcura de barro, para recibir al Zaque y a su cortejo, que venían de adorar al Sol en los Cojines. Faravita no acierta a dar el golpe a Noncetá y con el palo rompe la olla derramando el precioso líquido, que al regarse da origen al Pozo de Hunzahúa.

A grandes voces Faravita acusa a Hunzahúa, quien en compañía de Noncetá tienen que huir de Hunza. Desde la Loma de los Ahorcados, Hunzahúa maldice a la ciudad condenándola al frio y a la esterilidad por siempre. La leyenda nos habla de la prohibición del incesto entre los Muiscas. Los hermanos amantes terminan convertidos en grandes piedras al borde del abismo, por Cuchavira, el terrible Arco Iris de los Muiscas, en el Salto del Tequendama, separados para siempre por la caída de las aguas.

La leyenda de este lugar no se detiene aquí. En 1537, cuando los españoles conquistan a Hunza, el zaque Quemuenchatocha ordena que, en una larga fila, que iba desde su cercado hasta el legendario Pozo, pasaran mano a mano los fabulosos tesoros que guardaba, para que fueran arrojados a las cenagosas profundidades del tunjano pozo, razón por la cual Donato de Rojas intentó desaguarlo infructuosamente en el siglo XVII.