Es un espanto que aparece en Boyacá en el Convento de los Agustinos en el desierto de la Candelaria y en algunas casas viejas y solariegas de Tunja. Existe la creencia que en determinada habitación se aparece "la mano peluda" o "mano verde", que es muy velluda y con uñas grandes y puntiagudas. Se presenta en noches oscuras y solitarias y se mueve por las ventanas y las paredes de la pieza.
Los mitos, leyendas y espantos en la ciudad de Tunja desde el siglo XVI y durante los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando no existía el alumbrado eléctrico y la oscuridad era la característica de la vida nocturna, nos refleja las creencias en la vida misteriosa y espantosa de las noches tunjanas. Los espantos del Judío Errante de Santo Domingo, el Perro de San Francisco, el Espanto de la Fuente, la Llorona, el Sombrerón, el Farol de las Nieves, la Calle del Árbol y otros, nos señalan el pánico y terror de las gentes ante los seres y espantos de la otra vida, que hacen presencia de acción en la vida y el acontecer cotidiano, como es el caso de la ciudad de Tunja. Otras situaciones surgen en el siglo XX con la iluminación general de la ciudad, en donde brujos y espantos desaparecen de la vida cotidiana y solamente quedan los recuerdos en los viejos tunjanos, que recibieron por tradición, las consejas de los mitos, leyendas y espantos, transmitidos de generación en generación.
Texto de: Javier Ocampo López