En el del Convento de San Agustín, antiguo panóptico, hoy restaurado por el Banco de la República, sede del Archivo Regional de Boyacá, el Magíster en Historia y la Biblioteca "Alfonso Patino Rosselli". Según los tunjanos, este espanto aparece la noche del 1°. de noviembre, día de Todos los Santos, vísperas del Día de los Difuntos. Las gentes tunjanas veían salir de la antigua sacristía de la Iglesia, la extraña figura de un fraile agustino, vestido de negro con capucha y mangas anchas, con un cordón o cinto al lado; al verlo encontraban una calavera bajo la capucha.
Esta extraña figura se dirigía con premura a lo largo del corredor. Si alguien se le interponía al monje, éste se le abalanzaba y lo arrojaba al patio con violencia. Los presos del Panóptico le tenían miedo a la llegada del 1° de noviembre en la media noche, anterior al día de difuntos; y en la misma forma, el viernes santo en las horas de la tarde. El poeta tunjano Alfredo Gómez Jaime, se propuso conocer el terrible espanto; según sus comentarios, lo pudo ver y sentir en la noche víspera del Día de Difuntos. Según la tradición tunjana, el poeta se desmayó y estuvo varios días en el Hospital de Tunja. Sobre sus impresiones, escribió su poesía "La garra fría", poco conocida en el mundo de las letras.
Texto de: Javier Ocampo López