Cuenta la historia que una extraña y aterradora figura vestida de monje atacaba después de la media noche, especialmente en Semana Santa y el Día de difuntos. Se abalanzaba sobre el desdichado que se atravesara por su camino. A unos los mató de miedo, otros perdieron la razón y muy pocos sobrevivieron para contarlo. Así lo indican los trabajos publicados por algunos historiadores que narran los actos del misterioso monje fantasma que habitó por muchos años en el interior del claustro de San Agustín, más conocido como el Panóptico.
Este es solo un capítulo, tal vez el más espeluznante, de la extensa historia de fantasmas perpetuada a través de la tradición oral y la leyenda por muchas generaciones. Tunja, llamada Cuna de la Libertad, también podría llamarse cuna de los espantos pues en sus casas y calles tuvieron ocurrencia un gran número de sucesos históricos que se convirtieron con el paso de los años en cuentos y fábulas de horror.
Texto de: Javier Ocampo López