Reconocida por ser la valiente mujer santandereana que rompió el edicto que anunciaba los nuevos impuestos del yugo de la Dominación Española, el 16 de marzo de 1781. En la ciudad de Socorro Santander. Es considerada la primera heroína de la lucha de independencia y promotora de una revolución sin precedentes que desencadenó el movimiento de Los Comuneros y posteriormente la independencia de España.
Los escritos cuentan que Manuela Beltrán rompió el edicto del Ayuntamiento de El Socorro por el cual se fijaba un nuevo impuesto denominado de Armada y Barlovento, con el que el virreinato de la Nueva Granada exigía nuevos impuestos al pueblo, en ese instante la mujer proclamó: “viva el Rey y muera el mal gobierno”.
Su acción fue respaldada por más de dos mil personas y propició lo que más tarde se conoció como la Insurrección de los Comuneros que llegó a contar con cerca de 20.000 comuneros.
Después de este día, Manuela Beltrán desapareció de la historia nacional y no se supo nada más sobre su vida o su muerte.
El 21 de noviembre de 1981 circuló una estampilla en homenaje a Manuela Beltrán, con la imagen de una pintura de Ignacio Castillo Cervantes, que conmemoró el bicentenario de la Insurrección de los Comuneros.
Esta heroína también fue llamada "Heraldo Femenino de la Libertad".
Sobre la vida de Manuela Beltrán se sabe poco ya que sólo hay indicios de que nació el 13 de marzo de 1724 en El Socorro - Santander, en el siglo XVIII, pertenecía a una modesta familia, descendiente de españoles que manufacturaban tabacos. Era "una mujer del pueblo", pero con la diferencia de que sabía leer lo suficiente para conocer el texto del edicto sobre los nuevos tributos notificados por el Visitador-Regente Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, quien reemplazaba y representa al virrey y sube los impuestos.
En la Nueva Granada, donde no se alcanzó a implantar el sistema de Intendencias, se optó por el de Visitador-Regente; le correspondió a Juan Gutiérrez de Piñeres ser el primero para La Nueva Granada. Este fue nombrado por la audiencia Visitador General, y llegó a Santa Fe de Bogotá en enero de 1778, portando plenos poderes de Carlos III para la reorganización de la Real Hacienda.
El entonces virrey, Manuel Antonio Flórez, que se había trasladado a Cartagena para atender la guerra recién declarada contra Inglaterra, delegó todos los poderes en la Audiencia y en especial en su Regente. Entre las medidas fiscales introducidas por la Audiencia estaba el cobro de una larga serie de impuestos que por diferentes motivos no se pagaban, entre ellos el de Armada de Barlovento, cuyo cobro se decidió efectuar separado de la Alcabala. El impuesto de Barlovento, como la Alcabala, era un gravamen que recaía sobre las ventas y que por lo tanto afectaba los consumos de todas las clases sociales. La zona donde se empezaron a manifestar con mayor virulencia las protestas populares fue El Socorro, una de las más prósperas del virreinato, pero a la vez una de las que habían sido afectadas por la prohibición de la siembra de tabaco y por los problemas derivados de la tenencia de la tierra.
Manuela Beltrán pasó a la historia de la Nueva Granada el 16 de marzo de 1781, cuando, con 57 años, recoge la indignación del pueblo sobre este hecho, y al grito de "Viva el Rey y muera el mal gobierno", llegó al frente de las masas a la puerta de la alcaldía, arrancó y simuló limpiarse el traste con el papel, arrojó al viento el edicto del Ayuntamiento de El Socorro. En el cual se fijaba y se anunciaba el alza de los impuestos de Armada y Barlovento.
En ese momento lidera un motín contra los impuestos mercantiles establecidos por el visitador-regente Gutiérrez de Piñeres, más de dos mil manifestantes que habían acudido a la plaza del mercado se agolparon frente a la residencia del alcalde. que desembocó en la revolución de los comuneros. Ese gesto fue la chispa que encendió la rebelión que mantendría en jaque al gobierno virreinal.
La insurrección se extendió como la pólvora por todo el nororiente del Virreinato, pasando luego al centro y occidente del mismo. El pueblo, que gritaba "¡Viva el rey y abajo el mal gobierno!", eligió como general a Juan Francisco de Berbe, que, junto a Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo constituyó una Junta revolucionaria llamada del Común, de donde se derivó el apelativo de rebelión o insurrección comunera.
El precursor Francisco de Miranda, que desde Europa siguió muy de cerca este levantamiento popular, menciona a Manuela Beltrán como la viejecilla que inició tan sonada rebelión. Esta actitud de rebeldía se extendió por territorio neogranadino desde Mérida, Venezuela hasta Pasto, Colombia, creándose una conciencia en el pueblo contra el gobierno colonial de la época. Muchos coinciden en señalar al movimiento comunero como un antecedente de la lucha por la independencia
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